domingo, 28 de diciembre de 2008

Había una vez... que forma tan peluliar de empezar un cuento, de hecho, todos empiezan así: Había una vez un chico fantasioso que vivía en su propio mundo, con sus 9 años de edad no tenía mucha conciencia de lo que era la vida, tenía sentimientos de chicos más grandes, porque a esa edad ya había conocido algo conocido como amor. No era el Verdadero Amor, porque ese se conoce una vez en la vida, pero él estaba enamorado. Ella era 3 años mayor, tenía 12, Jazmin. A ella le gustaban los chicos grandes por lo tanto, él no tenía oportunidad. Él tenía un casco de realidad virtual y cuando ella iba a su casa le enseñaba a usarlo y jugaban en otro mundo, por más idiota que sea, cuando te ponías ese casco te transportabas a otro mundo.
Jazmin, morocha, pálida, muy blanca. Sus mejillas eran rosas, ruborizadas. Con solo sonreir lo hacía volar.
El día del cumpleaños de 13 de Jazmin, la madre de él le dice que se tiene que ir a dormir a lo de su abuela. Él mira a su madre y le dice: ¿Por qué?.
La madre pálida le dice: "Jazmin murió. Nos vamos al velorio." Fue el peor escalofrío que sintió en su vida.

Aún recuerdo cuando jugabamos. Hoy encontré el casco y me lo puse, y volví a volar. Lo curioso es que no se prende, porque no lo usé nunca más desde aquel día. Vivió exactamente 13 años. Yo tengo 16 y quiero seguir viviendo.

Aprendan que la vida no es un juego aunque pueden jugar en ella. Vivan cada momento como si no hubiera un mañana.

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